¿Qué es un analizador químico automático?

Foto del producto Miura 200 de TDI

¿Qué es un analizador químico automático?

El disparador de este artículo es haber vuelto a escuchar una frase que erróneamente se atribuye a Peter Drucker, el considerado padre del Management. Esta frase pertenece en realidad a Lord Kelvin, físico y matemático de origen británico que desarrolló, entre otras cosas, la escala de temperatura absoluta Kelvin. La frase dice así: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.” Cabe centrarse especialmente en las dos últimas oraciones. La primera de ellas apunta a que para poder mejorar un producto será necesario medir alguna propiedad en él que nos permita saber si el proceso de fabricación es perfectible o presenta fallos que alteran la calidad del producto a obtener. La última oración nos explica que, si fallamos en mejorar el producto porque carecemos de las medidas necesarias, seguramente el producto se degrade con el paso del tiempo y/o campaña tras campaña, por la falta de indicadores fiables que nos den una idea del nivel de calidad del producto.

Cuando medir es una necesidad

Esta sencilla frase pone de manifiesto la imperiosa necesidad de disponer de datos fiables acerca de la composición cualitativa y cuantitativa de nuestro vino. Una opción para quienes no disponen de herramientas analíticas propias, es enviar muestras de vino a alguno de los varios centros de titularidad pública y privada que existen en España y que se dedican a la determinación de diversos parámetros de importancia en el vino. Hay varios y muy buenos laboratorios, con distinto nivel de equipamiento para poder dar respuesta a las necesidades de las bodegas. La alternativa es disponer de algún tipo de equipamiento analítico propio. Durante mucho tiempo, era común ver que los laboratorios de las bodegas dispusieran de espectrofotómetros UV-Vis. Con estos equipos, se llevaba a cabo manualmente el seguimiento de las reacciones enzimáticas necesarias para determinar los parámetros clave de control del proceso. Sin embargo, el avance científico y técnico permitió que a día de hoy existan soluciones más eficaces para llevar adelante estos ensayos: los analizadores químicos automáticos. Un analizador químico automático es el resultado del avance tecnológico en varios campos de la ciencia como la electrónica, la robótica, la óptica, la ciencia de los materiales, que se combinan para fabricar un dispositivo que brinda una solución precisa, eficiente y segura a las necesidades analíticas de una bodega. El elevado componente tecnológico del equipo no quita que su utilización sea extremadamente sencilla y, sobre todo, muy práctica. De una manera muy básica se podría describir un analizador automático como la suma de tres partes diferentes: la parte robótica que se encarga de la dispensación de reactivos y muestras, la parte espectrofotométrica que se encarga del seguimiento de la reacción, y finalmente el software que se en- carga de enviar y recibir órdenes de ejecución a las anteriores partes junto a la interfaz de interacción con el usuario/analista.

La mano “mecánica” que mece la cuna

Todo analizador automático presenta uno o más brazos robóticos acabados en una aguja, que se encargan de repetir sistemáticamente las siguientes acciones: aspirar los volúmenes necesarios de muestra y reactivos, dispensarlos en la cubeta de lectura óptica y llevar a cabo la homogeneización. El volumen aspirado viene definido por el diluidor, que en el caso de la gama Miura es un pistón cerámico que permite dispensar con altísima precisión y repetitividad volúmenes en el rango de 2-450 uL (según sea muestra o reactivo). La calidad del diluidor le permite al equipo ejercer su función innumerables veces al día, sin presentar fallos ni pérdidas de precisión durante largos períodos de tiempo. Por su parte, la aguja del brazo es sometida a procesos de limpieza automática entre muestra y muestra y entre muestra y reactivo, de manera de evitar la contaminación cruzada por arrastre de materia, fenómeno conocido como carry-over. Con la mezcla de muestra y reactivo dispensada en la cubeta de lectura, es el mismo brazo quien se encarga de la homogeneización, a través de un sistema de aspiración y descarga convenientemente adaptado para evitar la formación de burbujas que pudieran alterar la lectura de la absorbancia. Los ojos que lo observan todo

Los “ojos” que lo observan todo

Con la mezcla de muestra y reactivos homogeneizada dentro de la cubeta, es necesario que la reacción se lleve a cabo a una temperatura óptima, que permita acelerar la actividad de las enzimas de manera que la reacción química ocurra en el menor tiempo posible. Usualmente, las cubetas de reacción se mantienen a una temperatura constante e igual a 37 °C para no afectar el transcurso de la reacción. Esto se logra a través de mecanismos de calentamiento por circulación de aire, mucho mejores en eficiencia y seguridad que los antiguos mecanismos de calentamiento por agua. La gama de analizadores Miura asegura así una temperatura de reacción de 37,0 ± 0,1 °C. Un sistema de motor y correa comandado por el procesador, realiza el movimiento rotacional de las cubetas, permitiendo así que todas ellas vayan pasando en el orden establecido a través del punto de dispensación de muestra y reactivos y, pasado el debido tiempo de reacción, por delante del sistema óptico. El conjunto óptico está formado básicamente por una lámpara, una rueda de filtros, la cubeta de reacción y un fotodetector. La lámpara se encarga de emitir el haz de luz en una amplia región del espectro UV-Vis, con una vida útil estimada de 2000 horas de uso. Por su parte, el sistema de filtros se encarga de que el rayo de luz que llega a la cubeta de reacción sea lo más monocromático posible. Con este objetivo, se emplea una rueda de filtros con longitudes de onda seleccionadas en el rango 340-700 nm, cubriendo así todo el espectro de aplicaciones para la determinación de parámetros básicos en la enología. El ancho de banda que deja pasar cada filtro es relativamente pequeño, usualmente menor a 5 nm, asegurando así la correcta aplicación de las leyes que gobiernan la interacción luz-materia. Una vez el rayo de luz monocromática pasa por la cubeta de reacción, parte de los fotones son absorbidos por la mezcla reaccionante. Así, cuando el haz llega al fotodetector se mide la intensidad de salida de la cubeta y se la compara con la intensidad de luz que llega cuando existe transparencia (blanco de cubeta). Los procesos de interacción luz-materia están gobernados por la ley de Lambert-Beer que nos permite conocer la cantidad de luz absorbida por una solución a una determinada longitud de onda, de aquí la importancia de la luz monocromática que llega a la cubeta. Esta ley físico-química permite relacionar la cantidad de luz absorbida con la concentración del analito en cuestión. Para obtener la concentración de una muestra incógnita, se suelen emplear dos métodos: trabajar con un factor teórico o realizar una curva de calibración con muestras de concentración conocida (denominados estándares). Con cualquiera de los dos métodos, es el software quien se encarga de obtener los datos de las muestras y a través del factor o la calibración, aplicar los cálculos necesarios para obtener la concentración de la muestra analizada. Acabada la reacción y según el tipo de analizador, las cubetas quedan descartadas para el siguiente análisis (si fueran desechables) o pasan a un ciclo de limpieza (si fueran reutilizables) a través de una estación de lavado que se encarga de quitar los reactivos, limpiar y secar las cubetas, dejándolas prontas para el siguiente análisis. El lavado de cu- betas se ejecuta en forma simultánea a la dispensación de reactivos y la lectura fotométrica, de manera de disponer siempre de cubetas pronto al uso para continuar con la lista de trabajo. Un detalle a tener en cuenta es que, mientras el sistema de calentamiento de las cubetas asegura la homogeneidad de temperatura, los reactivos suelen mantenerse en condiciones de refrigeración para asegurar su conservación, elevar su vida útil y mantener así la estabilidad de las calibraciones. Este salto térmico se resuelve técnicamente a través de un sistema de precalentamiento de la mezcla de muestra y reactivos en el brazo robótico, de manera de asegurar que al entrar en la cubeta estén muy cerca de la temperatura óptima. El cerebro del analizador

El “cerebro” del analizador

El funcionamiento del analizador automático se completa con un software que comanda el equipo y a través de una interfaz permite al usuario realizar operaciones rutinarias como: posicionar reactivos y muestras, ejecutar calibraciones de los distintos parámetros, pasar controles de calidad y analizarlos estadísticamente, ejecutar uno o más análisis sobre una o varias muestras a través de la confección de listas de trabajo, revisar resultados actuales y anteriores, generar reportes e imprimir informes. Esta interfaz permite que, una vez cargada la lista de trabajo y posicionados las muestras y reactivos necesarios, la presencia del operador ya no sea necesaria. De esta manera, queda liberado para otras cuestiones dentro del laboratorio y la bodega. Así, se optimizan tiempos y se mejora la gestión diaria del personal y sus actividades. Además, un analizador automático permite con- sumir menos reactivo por determinación, con el consiguiente ahorro económico. Y, por otra parte, incrementa la seguridad del personal al evitar la manipulación excesiva de reactivos y muestras.

La importancia de la elección de un analizador

Gráfica 1 Gráfica 2Conocido ya el funcionamiento, resta elegir el tipo de analizador a adquirir en función del número de muestras a analizar y el número de parámetros que se quiere conocer. En los últimos tiempos, la llegada de nuevos analizadores que prometen tener más capacidad y eficiencia, ha llamado la atención. Sin embargo, es necesario aclarar que, si bien el funcionamiento de cualquier analizador es relativamente sencillo, no todos los analizadores son iguales por dos motivos principales. En primer lugar, la fiabilidad y precisión de cada analizador dependerá de la calidad de los materiales empleados en la fabricación de las piezas clave (pistón cerámico, aguja del brazo robot, cubetas, lámpara, filtros, fotómetros). En segundo lugar, no cualquier analizador químico automático puede ser empleado para el análisis de muestras tan complicadas como el vino. Por caso, se debe tener en cuenta que los sistemas de homogeneización y los tiempos de reacción son muy diferentes en el campo de la enología respecto al diagnóstico clínico y, así, su aplicación directa está lejos de ser tan fácil como parece. Por lo tanto, el cliente debería confiar sólo en aquellos analizadores de probada respuesta en enología, los únicos capaces de poder brindar resultados fiables. En TDI fuimos pioneros en la investigación y el desarrollo de analizadores y reactivos para la analítica en enología, pudiendo decir que fuimos los “padres” de estas técnicas en España. Más de 30 años de experiencia nos dejan un saber hacer acumulado que, no solamente nos avala como proveedores, sino que nos permite asegurar el correcto funcionamiento de todos nuestros analizadores para la aplicación enológica. La gama de analizadores Miura brinda resultados precisos y sumamente fiables para los distintos tipos de muestras de vino y productos derivados. Además, todos los analizadores de la familia pueden operar así durante muchos años, cuando son mantenidos correctamente de forma periódica por el mismo operador y, de forma puntual, por el servicio técnico cualificado propio de TDI. TDI es la única empresa en España capaz de ofrecer la familia más completa de analizadores automáticos a través de su exclusiva gama Miura formada por: – Miura Micro: el más pequeño de todos, ideal para bodegas con bajas necesidades analíticas; – Miura One: pequeño, pero con las prestaciones de los grandes; – Miura 200: alto rendimiento, grandes prestaciones; – Miura 200 2 Brazos: la nueva incorporación, pensado para bodegas y laboratorios con alta demanda analítica. Nuestra filosofía fue, es y será siempre asesorar en forma honesta, profesional y personalizada a cada cliente en función de sus necesidades. Porque somos TDI, somos la ENOLUCIÓN.

MIURA 200

Bajo coste analítico y alta precisión. Foto del producto Miura 200 de TDI

MIURA MICRO

Toda una revolución en la automatización del control analítico en Enología.

MIURA ONE

Pequeño pero con todas las prestaciones de los más grandes. Foto del producto Miura One de TDI

¿Aún no conoces el nuevo Miura Micro?

Foto del producto Miura Micro de TDI

¿Aún no conoces el nuevo Miura Micro?

¿Aún no has llegado a conocer nuestro analizador MIURA Micro? Nuevo MIURA Micro de TDI Es la revolución total en la automatización del control analítico en enología. Conjuga perfectamente el concepto de calidad con el de rentabilidad. Combina la precisión necesaria para los análisis indispensables de la enología con un tamaño compacto y un precio accesible para todo tipo de bodegas, incluso las más pequeñas. Pensado y diseñado para ser un equipo de funcionamiento automático sin supervisión, permite al enólogo enfocarse en sus actividades diarias, mientras el equipo realiza todos los análisis necesarios sin casi necesidad de una preparación de muestra y sin necesidad de pipetear reactivos. Aporta, por tanto, seguridad al analista y conveniencia y practicidad al enólogo. Sus 24 posiciones para muestras y 24 posiciones para los reactivos, permiten determinar los múltiples parámetros que son requeridos en enología. Además, este equipo ha sido concebido para ser prácticamente libre de mantenimiento, gracias a sus 72 cubetas desechables. La alta precisión de su diluidor y la posibilidad de trabajar en forma precisa con volúmenes del orden de los cientos de microlitros, permiten generar un ahorro de hasta 10 veces respecto al espectrofotómetro tradicional. Cada equipo se entrega con todos los parámetros analíticos ya programados, permitiendo hacer uso de la gama de reactivos propios TDI, todos ellos de una estabilidad certificada y con las mejores prestaciones del mercado. Todo esto, nos permite afirmar que el Miura Micro es, con distancia, el analizador automático y multiparamétrico de mejor relación calidad-precio del mercado. Si aún no lo conoces y estás interesado en una demostración, puedes contactarnos a través de nuestras redes sociales o por correo electrónico a info@t-d-i.es. Anuncio nuevo MIURA Micro de TDI

Anuncio para la prensa del nuevo MIURA Micro de TDI

Cellers Unió confía en TDI

Laboratorio Cellers Unió

CELLERS UNIÓ confía en TDI para la adquisición de un analizador químico de alto rendimiento MIURA 200

Cellers UnióCELLERS UNIÓ conscientes de la importancia de seguir evolucionando tecnológicamente sin perder de vista la problemática medioambiental, se equipa con el nuevo analizador de alto rendimiento MIURA 200 de TDI para mejorar en la optimización de los resultados, disminuir los costes analíticos y además reducir los residuos generados. Con esta adquisición podrán invertir más tiempo en elaborar un producto más competitivo e innovador con la finalidad de llegar a un número más grande de consumidores. Después de haber trabajado durante 18 años con el analizador LISA 200, vuelven a confiar en un producto TDI. Una vez más, TDI aporta un valor añadido en servicio y asesoramiento basado en la satisfacción de las necesidades de nuestros clientes. SOMOS ENOLUCIÓN, LOS ORIGINALES.

Jornadas Técnicas de formación en Valdepeñas y en Campo de Criptana

Jornadas Técnicas de formación en Valdepeñas y en Campo de Criptana

Tecnología Difusión Ibérica ha colaborado, durante los días 18 y 19 de febrero, en las Jornadas Técnicas de formación que han tenido lugar en el IES Gregorio Prieto de Valdepeñas y en el EFA Molino de Viento de Campo de Criptana. En su vertiente más pedagógica y siempre queriendo formar buenos especialistas en enología, TDI ha pasado acuerdos con estos centros. Estas jornadas están dirigidas a los actuales alumnos, exalumnos, así como bodegas de la zona que pudieran estar interesadas en asistir. Las Jornadas se iniciaron con una explicación de la historia de la empresa, estrechamente ligada a la evolución de las técnicas analíticas que han permitido el desarrollo del sector hasta el día de hoy. Se revisó la gama completa de productos de la empresa, que va desde los analizadores IRTF hasta los pequeños valoradores, explicando ventajas, inconvenientes, usos, etc. foto-exposicion-valdepenas-campo-criptana Posteriormente los alumnos pudieron realizar prácticas con los equipos, resolviendo así dudas e inquietudes. Se dio la oportunidad a bodegas de la zona de poder acudir con sus muestras para poder analizarlas y comprobar “in situ” el funcionamiento de las máquinas. Desde la empresa queremos agradecer a ambos centros por la excelente organización y destacar la gran acogida e interés por parte de todos los asistentes a las dos Jornadas. Ha sido un éxito de participación y creemos que es fundamental no perder el contacto con los centros educativos y los profesionales del sector a fin de tener un intercambio de experiencias técnicas enriquecedoras en ambos sentidos. foto-charla-valdepenas-campo-criptana

Los únicos especializados en enología

Enología y Evolución = ENOLUCIÓN

Los únicos especializados en enología

Somos los originales, no la copia

Enolución TDI Tecnología Difusión Ibérica, s.l. empresa especialista en analizadores y reactivos enológicos desde 1986 ha centrado su actividad durante estas tres décadas en afianzar el mercado nacional e internacional con una extensa gama de analizadores, tanto infrarrojos como químicos, convirtiéndose en un referente de calidad y profesionalidad en técnicas de análisis enológico. TDI es la única empresa en el mundo dedicada exclusivamente a hacer material enológico. Tiene la cartera de productos más amplia del mercado, donde destacan sus analizadores químicos MIURA y los analizadores por infrarrojos BACCHUS 3. A este material se suman otros analizadores como el CRIOSMART (control de estabilidad tartárica), el ENO 20 (detección del SO2L y SO2T), el ATP 3000 (detección de pH y AT a gran cadencia), el FLASH (análisis de pH, acidez total y SO2), el ALCO-QUICK (NIR para alcohol y densidad), el SMART (analizador automático químico, ultra compacto, preciso y rápido), el densímetro ALM155 (medición de la densidad y de grado alcohol según método oficial O.I.V.), y el DE2000 (Destilador por arrastre de vapor a las normas O.I.V. para alcohol y acidez volátil). Cabe destacar su sistema de filtración rápida en recepción de vendimias MOSTONET®, elemento indispensable para el IRTF en análisis de mostos. A todos estos analizadores se debe añadir su amplia gama de reactivos y patrones de uso directo. la-gama-mas-amplia-del-mercado

Todo un equipo a su disposición

La equilibrada variedad de su catálogo es suficiente para satisfacer la mayoría de las necesidades habituales en enología, lo que les permite asesorar a los clientes de forma objetiva, encontrando la mejor solución a sus problemas analíticos. Son especialistas en soluciones para la recepción de vendimias. Además, ofrecen facilidades de pago y financiación adaptada, así como opciones de alquiler de maquinaria. la-gama-mas-amplia-del-mercado

REACTIVOS Y FUNGIBLES

Suministro de reactivos y fungibles en 24h durante todo el año.

SERVICIO TÉCNICO

Nuestra empresa cuenta con un equipo de técnicos especializados en Enología ofreciendo servicio de guardia los fines de semana durante la campaña.

DEPARTAMENTO PROPIO DE I+D+i

TDI investiga, desarrolla e innova para estar siempre a la vanguardia en analizadores enológicos. Ofrecemos la actualización de parámetros gratuita.

Jornada Técnica “Control de Calidad en Recepción de Vendimias”

TDI en Tomelloso

Jornada Técnica “Control de Calidad en Recepción de Vendimias”

Más de medio centenar de profesionales de la enología se congregaron en las instalaciones del IRIAF (antiguo IVICAM) en Tomelloso (Ciudad Real), dando el marco propicio para la exitosa realización de una Jornada Técnica organizada por el Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha y con la colaboración del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (IRIAF) y la empresa Tecnología Difusión Ibérica (TDI). La jornada comenzó con la intervención del decano del Colegio, Miguel Ruescas Lozano, realizando un balance de la situación actual en la región y marcando los desafíos y oportunidades que se presentan y la importancia de estar preparados frente a los mismos. También hizo especial hincapié en la trayectoria y experiencia de TDI y, en particular, de su gerente Jorge Subirana, quien lleva más de 30 años de dedicación al mundo de la analítica aplicada a la enología. h=»940″ height=»705″ /> A continuación, el Dr. Mario Weibel, Responsable de I+D+i de TDI, se refirió a las diferentes técnicas de análisis que pueden aplicarse para el control en recepción durante vendimias. En control de madurez tecnológica, se detallaron las posibilidades instrumentales existentes con sus respectivos rangos y precisiones. Así, se repasaron los refractómetros (para medir azúcares y grado probable), los valoradores potenciométricos (para pH y acidez total), las estaciones automáticas en recepción (para azúcares, pH y acidez total), los analizadores químicos automáticos (para la determinación enzimática de ácido málico y acético, colorimétrica de ácido tartárico, pH y acidez total y turbidimétrica de potasio) y los analizadores de tipo IRTF (para la determinación simultánea de todos los parámetros necesarios en recepción). En lo referente al estado sanitario de la uva, se recalcó la necesidad de utilizar parámetros fiables, precisos y contrastables. Se introdujo el avance en la determinación de botrytis desde los primeros analizadores de Lacasa hasta los métodos actuales de determinación de ácido glucónico por medio de analizadores químicos enzimáticos automáticos, IRTF y biosensores, comparando la rapidez y precisión de cada método. Para finalizar, se discutieron los métodos existentes para determinar madurez fenólica y se analizaron las limitaciones en el análisis de mostos que no han macerado el tiempo suficiente. Jornada técnica impartida por TDI en Tomelloso En segundo turno, el Ing. Blas Martínez, Director Técnico de TDI, disertó sobre los criterios que se deben tener en cuenta al momento de elegir la solución que mejor se adapte a las necesidades de cada bodega. Teniendo en cuenta toda la variedad de equipamiento disponible en el mercado y la falta de claridad en la aplicación real del mismo, se establecieron relaciones entre las necesidades reales de cualquier recepción con la mejor solución aplicable de acuerdo a los recursos, requerimientos y forma de trabajo de cada bodega o cooperativa. También, se especificó qué se puede esperar de cada uno de los equipos, en qué rangos se puede medir y sus limitaciones reales, diferenciando también entre costos y tiempos de análisis. Finalmente, se clarificaron las capacidades reales de las técnicas cuando se utilizan productos de alta calidad, poniendo como ejemplo los tiempos récord a los que se puede llegar empleando un buen reactivo y la exactitud con la que se puede medir ácido glucónico en el mosto con equipos de tipo IRTF. Para finalizar, se realizó una demostración en vivo de las soluciones que TDI ofrece para el control en recepción, desde su exclusivo sistema de filtración Mostonet®, pasando por la gama más completa de analizadores químicos (enzimáticos, colorimétricos y turbidimétricos) automáticos Miura y la línea de analizadores IRTF Bacchus. Se aprovechó también la ocasión para presentar en sociedad el Smart, el analizador químico más veloz del mercado para análisis en recepción. Analizador SMART

Entrevista a Jorge Moreno en Enomaq

Jorge Moreno técnico comercial de TDI

Entrevista a Jorge Moreno en Enomaq

¿Cómo ve el sector vitivinícola en España y en el extranjero?
¿Cuales son las tendencias hacia las que se dirige el sector?
Éstas y otras interesantes preguntas son analizadas por nuestro técnico comercial Jorge Moreno.


Nuestro técnico comercial para la zona norte de España Jorge Moreno, ha sido entrevistado por la televisión de Enomaq.

Para ver la entrevista, pueden seleccionar el enlace siguiente:

Tecnología Difusión Ibérica, a la cabeza del futuro del análisis enológico

Algunos de los productos de TDI

Tecnología Difusión Ibérica, a la cabeza del futuro del análisis enológico

Blas Martínez, director técnico y responsable de Exportación de TDI“NUESTRO OBJETIVO ES EL DESARROLLO DE EQUIPOS QUE DEMOCRATICEN LA ENOLOGÍA Y SE ADAPTEN A LAS NECESIDADES Y A LA CALIDAD DE CADA LABORATORIO O BODEGA”

Si existe un sector con necesidades específicas y muy concretas en la industria vitivinícola es el de la analítica enológica. Y, ante ello, ¿qué mejor que descubrir sus entresijos de la mano de la primera empresa de analítica enológica que existió en España? Tecnología Difusión Ibérica (TDI) nos abre las puertas de su casa para enseñárnosla en profundidad y mostrarnos la gama más amplia de productos que existe: la suya.

Desde sus inicios, TDI ha sido pionera en el mercado español de la analítica enológica, un mercado en el que en 1986, año en que Jorge Subirana fundó la empresa, todavía estaba todo por hacer: “Desde TDI ofrecemos y damos soporte a la enología. Sobre todo, a la rama más química a través de la automatización de los equipos, tanto en laboratorio como en bodega”, nos explica Blas Martínez, director técnico y responsable de Exportación de TDI.

La empresa es la creadora de la técnica de analizadores químicos, quien mejor la conoce y quien mejor la domina. Desde su fundación no ha parado de aportar novedades enológicas: en 1994, los analizadores químicos secuenciales (enzimáticos y colorimétricos); en el 2002, los analizadores de infrarrojo medio (IRTF) tras haber colaborado en su desarrollo y puesta a punto en Francia desde 1997; y en 2006, TDI industrializa un sistema de filtración rápida para mostos en recepción de vendimias, el Mostonet.

“El mercado de la enología precisa de productos muy específicos y eso es lo que nosotros ofrecemos”, aclara Martínez. Al ser una empresa de carácter familiar, TDI ofrece esa flexibilidad tan necesaria en un mercado como el vitivinícola, sin olvidar jamás la calidad, el rigor y los medios de una gran sociedad.

Y a pesar de ser y mantener ese carácter de empresa familiar, TDI cuenta con unas instalaciones desde 2016 que nada tienen que envidiar a una multinacional. Ese mismo año la empresa duplicó el tamaño de sus anteriores instalaciones con el objetivo de ofrecer el mejor servicio posible a todos sus clientes.

La gama más completa del mercado

Si algo hace especial a TDI es su adaptabilidad, pues ofrece la gama más amplia de productos que pueden ir desde el analizador más sofisticado hasta un sencillo valorador. Además, es la única empresa capaz de ofrecer a la vez analizadores químicos (enzimáticos y colorimétricos), reactivos específicos para enología, valoradores y analizadores por IRTF. Solamente ellos pueden decir que son la única empresa en el mundo dedicada exclusivamente a hacer material enológico.

Blas Martínez, director técnico y responsable de Exportación de TDI“Si profundizamos en nuestros productos, para empezar debemos hablar de la gama de equipos de IRTF, infrarrojos para la medida física, (Bacchus 1, Bacchus 2, Bacchus 3 y Bacchus 3 MultiSpec)”, señala el director técnico y responsable de Exportación de TDI. Todos ellos están destinados especialmente para el análisis en controles de maduración, recepción en vendimias, mostos y mostos en fermentación, vinos terminados y vinos dulces naturales. “En esta línea, el equipo NIR para la medición de alcohol, su densidad y extracto seco (AlcoQuick 4000) se basa en un procedimiento de medida por espectroscopia, que permite una medida directa del etanol en vinos, utilizando longitudes de onda escogidas especialmente en el infrarrojo cercano (NIR)”.

Otro gran grupo de equipos son los analizadores automáticos químicos, con la gama Miura como protagonista (Miura One para pequeñas bodegas y Miura 200 para un alto rendimiento), que reemplazan al pionero LISA 200 y el analizador semiautomático Jolly 102 Color. Tanto los Miura como el Jolly realizan análisis químicos de tipo enzimático, colorimétrico y turbidimétrico para todo tipo de vinos y mostos. “Estos equipos precisan de material suplementario, reactivos y patrones, que tienen como resultado final un producto más completo. Según las necesidades de cada cliente, asesoramos cuáles son los equipos y los complementos que mejor se adaptan”, subraya Blas Martínez.

“Por otro lado, tenemos una gama de titradores. En ella ofrecemos un modelo (ATP 3000) para grandes laboratorios que calcula el pH y la acidez total a alta velocidad, otro modelo más genérico (FLASH) que puede adaptarse a pequeñas y medianas bodegas para el análisis del pH, la acidez total y el sulfuroso libre y total y el valorador Eno20, en sus dos versiones manual y automático que permite el análisis de los sulfurosos. Nuestra gama se completa con analizadores más concretos y específicos como el CrioSmart para la estabilidad tartárica, el DE2000 para la extracción del alcohol y la acidez volátil y el filtrador MostoNet.»

En esta línea de cosas, siempre merece la pena recordar que TDI cuenta con la gama de reactivos enológicos más completa del mercado “que cubre tanto la parte enzimática como la colorimétrica”, especifica Blas Martínez. Inicialmente TDI fabricaba en Francia e Italia toda la gama de reactivos, pero desde 2010 se decidió trasladar la producción a las instalaciones centrales en España: “Los reactivos son material muy sensible, por lo que repatriamos toda la fabricación para ser más eficaces y rápidos, teniendo el control total de la producción y evitando así, errores. Desde entonces tenemos mayor capacidad de reacción ante los problemas ya que para nosotros es fundamental estar siempre al lado de nuestros clientes y ayudarles ante cualquier sorpresa”.

La Política de Calidad, fundamental


Blas Martínez, director técnico y responsable de Exportación de TDINuestra Política de Calidad se basa en la eficiencia en el servicio y la rapidez», afirma orgulloso el director técnico de la empresa. La dirección de Tecnología Difusión Ibérica está comprometida a establecer, implantar y mantener actualizada una Política de Calidad mediante el Sistema de Calidad definido según la Norma de referencia ISO 9001:2015. En este sentido, las actividades que TDI se compromete a realizar con efectividad son la comercialización de analizadores para enología, la fabricación y comercialización de reactivos y el servicio de asistencia técnica.

“Desde TDI asesoramos al cliente desde el primer contacto. Conocemos sus necesidades y le ofrecemos lo que realmente necesita. En algunas ocasiones nos encontramos con demandas que no se corresponden con las necesidades reales. Nuestra función es escuchar, entender qué busca y qué precisa medir el cliente y, al final, ofrecerle la mejor solución y la que más se adapta a su trabajo”, explica Martínez.

Para aconsejar el instrumento más adecuado a cada necesidad y realizar su buen mantenimiento, el servicio de atención al cliente de TDI funciona en campaña, casi 24 horas, los 7 días de la semana: “Nuestra política de actuación siempre es la misma, si podemos solucionar el problema por teléfono y con la mayor brevedad posible, lo hacemos. El cliente no habla nunca con una centralita, habla directamente con un técnico que le asesora sobre cómo solucionar el problema a distancia o a través de nuestro sistema remoto. Si se precisa la intervención presencial del técnico, ese es el siguiente paso”.

TDI cuenta con cinco puntos de asistencia técnica, uno en Madrid, otro en Barcelona, otro en Logroño, uno más en Ciudad Real y un quinto en París. El stock de piezas de repuesto es lo suficientemente amplio como para que la mayoría de las reparaciones puedan hacerse en menos de 48 horas: “Estamos muy orgullosos de poder decir que en el 98% de los casos en que los técnicos acudimos a solucionar un problema, lo reparamos al momento. Contamos con stock para el 80% de las piezas a reparar de nuestros equipos. Ese 20% restante son piezas que rara vez se estropean al ser componentes mecánicos de la propia estructura del equipo”.

Llegar, reparar y que el cliente pueda seguir trabajando, ese es el objetivo: “Poder conseguir esto en un sector como el vinícola es primordial ya que la pérdida económica que se puede producir al tener las máquinas paradas 1 solo día en época de vendimia es enorme”, puntualiza el director técnico.

Investigación y desarrollo, la clave

Otro de los grandes puntos fuertes de TDI es su compromiso con la investigación. “Siempre investigamos, el departamento de I+D es esencial y gracias a él hemos hecho grandes avances y hemos lanzado innovaciones muy potentes. En 2017 se incorporó al equipo de investigación de la empresa Mario Weibel, doctor en ingeniería química e investigador de amplio recorrido, que trabaja intensamente en el perfeccionamiento de los reactivos que ya tenemos y en los que en un futuro tendremos, así como en el desarrollo de otros campos y nuevos productos. Además, en TDI estamos especializados en la adaptación de equipos de otros sectores, sobre todo del ámbito clínico. Los estudiamos, los adaptamos al sector enológico y pedimos a su fabricante que nos realice las modificaciones pertinentes. En este sentido, estamos trabajando en el desarrollo de softwares para poder realizar aplicaciones que hasta ahora no se podían hacer. Para poner un ejemplo, actualmente estamos trabajando en la técnica LED aplicada a nuestros analizadores Bacchus”.

Las necesidades del enólogo, siempre presentes

La analítica enológica es una asignatura relativamente nueva en el sector, pero suficientemente extendida como para que cualquier enólogo no cuente con ciertos equipos. “Para analizar de forma completa toda la parte de los ácidos y azúcares del vino y mosto un enólogo debe contar, como instrumentos básicos, con un pequeño titrador y un fotómetro. El valorador Eno20 siempre nos ha abierto muchas puertas en bodegas pequeñas ya que con un solo equipo se puede analizar el sulfuroso libre y el sulfuroso total, eliminando por completo el problema de la apreciación del viraje y de las interferencias fenólicas”.

Aunque muchas bodegas pequeñas buscan sistemas manuales, en muchas ocasiones TDI les asesora con equipos automáticos ya que la rapidez y la eficacia es muy superior: “Estas bodegas pequeñas a veces tienen más de 200 barricas a controlar y analizarlas una por una es una pérdida de tiempo innecesaria, además del ahorro económico en reactivo que supone un sistema automático o semiautomático. Un solo kit, en el más pequeño de nuestros analizadores Miura, puede realizar hasta 400 análisis. Si se hace por espectro, este mismo kit sólo llega hasta 25 análisis”.

Pero en este marco, ¿qué papel juega el precio en el mercado español? “Es un factor muy importante. Es un mercado competitivo pero los precios deben justificar todo lo que hay detrás de un equipo: la investigación, los trabajadores, la calidad, la fabricación… Un precio demasiado reducido puede desencadenar en un juego peligroso donde se eliminan los márgenes necesarios para que las empresas funcionen. Por ello, sería necesario cambiar el chip y entender qué hay detrás de los servicios y equipos enológicos”.

Análisis enológico y seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria no hace referencia únicamente a la disponibilidad de alimentos, sino que también engloba el acceso de las personas a ellos y el aprovechamiento biológico de los mismos. Por ello, esta seguridad es fundamental también en el sector vitivinícola: “El conocimiento es poder. Las funciones de análisis y control de lo que sucede en el vino responden a las necesidades de la seguridad alimentaria. Que un vino se pique, que las máquinas utilizadas sean las correctas para que no se mezclen componentes, que en las botellas no aparezcan inconvenientes, que la segunda fermentación no conlleve problemas sanitarios…

El analizador químico de alto rendimiento Miura 200 es una de las joyas de la corona de TDI. La empresa sigue investigando para optimizar sus cualidades.


Tener el control sobre todo el proceso de producción se consigue mediante sistemas de análisis y TDI ofrece todas las herramientas para garantizar este control”.

España, ¿al mismo nivel que el resto del mundo?

España es uno de los países con mayor tradición vinícola, además de ser uno de los mayores productores del mundo, pero ¿se traduce esto en una posición enológica privilegiada? “El nivel de equipamiento de las bodegas españolas es bueno. Desde TDI estamos presentes en Francia, Italia, Portugal, Chequia, Hungría, Grecia y Croacia, entre otros, y nos encontramos en proceso de entrar en el mercado alemán y el australiano. Si bien es cierto que tanto en Italia como en Francia tienen una filosofía de análisis enológico mayor y que sus laboratorios están extremadamente bien equipados, España no está tan lejos de ellos. Obviamente, podríamos decir que todavía nos falta un poco, pero no nos debemos infravalorar ya que son pocas las zonas donde las bodegas están más avanzadas que las nuestras. En este sentido, de todos modos, el cambio en la última década ha sido enorme. La filosofía actual del enólogo es muy distinta a la de hace 15 años, cuando yo llegué al sector. Por aquel entonces sólo querían -o podían- investigar las bodegas de mayor tamaño, pero ahora hasta las bodegas más pequeñas hacen sus investigaciones y un seguimiento exhaustivo de su proceso de elaboración. La demanda de equipos enológicos ha aumentado en sobremanera debido a este mayor interés y, sobre todo, al incremento de la calidad de los vinos. De todas formas, queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer”.

Productos TDI

El futuro de la enología

El anhídrido sulfuroso es un compuesto químico de azufre y oxígeno, el aditivo más ampliamente utilizado en vinificación y también el que más polémica está suscitando en los últimos años. Tal y como indica Blas Martínez, la obtención de sulfurosos no nocivos es una de las investigaciones que más interés suscitan en el sector. En este sentido, el desarrollo de nuevos reactivos irá ligado a estas investigaciones.

“Tengo mucha confianza en el desarrollo de sistemas de infrarrojos ya que creo que pueden ser un ‘boom’ muy grande para el sector: nuevos analitos, nuevas investigaciones… En mi último viaje a Australia varios clientes se interesaron por estos equipos pero, sorprendentemente, no los querían para medir el vino sino para controlar la maduración de la uva. Así, hasta ahora la analítica era solo para el control ‘posterior’ pero, a partir de ahora, debe ser también para un control ‘anterior’. Para ello, debemos mejorar las técnicas aplicadas actualmente y desarrollar nuevas fórmulas de análisis ya que en estos momentos solo controlamos el 60% de los parámetros”.

En otra línea de cosas, el cambio climático está cambiando la forma de hacer y analizar el vino, “lo que debería transformarse en una mejor gestión, tanto en la propia vid como en el laboratorio», puntualiza Martínez. Un ejemplo de ello es «la necesidad de aumentar los análisis de la uva durante su proceso de maduración, en el mosto y en el propio vino. Es decir: adelantarnos y conocer qué sucede en las uvas desde que están en la viña para entender por qué pasa lo que pasa más tarde”.
Este cambio climático está cambiando las fechas de vendimia y está aumentando el grado alcohólico de la uva, con el problema ampliamente conocido del desfase entre la madurez tecnológica y la madurez fenólica: “Que cambie el clima provoca que la maduración de la uva se adelante o se retrase, y eso no es sencillo de evaluar y reparar una vez esta uva ya está en la bodega. Por ello, los futuros análisis deben pasar por controlar la uva en todos sus estados”.

Entrevista realizada a Blas Martínez (director técnico y responsable de Exportación de TDI) por Nina Jareño para la revista ENEO.

Treinta años haciendo realidad lo imposible

Entrevista a Jordi Subirana en febrero de 2017, en Enomaq

Treinta años haciendo realidad lo imposible

Jorge Subirana entrevistado en ENOMAQ 2017 “EN TODOS MIS DICCIONARIOS SIEMPRE HE ARRANCADO LA PÁGINA DONDE ESTABA ESCRITA LA PALABRA IMPOSIBLE” Jorge Subirana lleva 30 años haciendo realidad lo imposible. En 1986 fundó Tecnología Difusión Ibérica (TDI), la primera empresa de analítica enológica que existió en España. “Me llegaron a tratar de mentiroso”, recuerda con un deje de ironía, sin perder la sonrisa, rememorando las grandes dificultades que tuvo que afrontar en sus inicios. Nació por accidente en una clínica de Barcelona el 20 de octubre de 1950 -“porque, un poco más”, aclara, “y mi madre me da a luz en un tren”-, pero vivió y creció en Francia, donde aprendió los principios del republicanismo y se convirtió en un ferviente europeísta. Mientras todavía estudiaba, comenzó a trabajar en la empresa BSN (Boussois-Souchon-Neuvesel) –que luego tomaría el nombre de Danone- y a los 24 años ya era director de la sucursal de Limoges. Poco tiempo después había quien le consideraba el mejor vendedor de Francia. Fueron días de vino y rosas. Agasajado en los mejores cabarets de París, compartía mantel con Omar Sharif o Angie Dickinson y gozaba de una envidiable cuenta corriente. Pero a pesar del éxito social y profesional, Jorge Subirana no quería atarse de por vida a una multinacional. “Buscaba algo de dimensión humana, donde las personas fueran más importantes que los números. Yo siempre he sido un hombre libre”, confiesa. Y a principios de los ochenta empezó a dar forma a una idea innovadora con el horizonte puesto en España. “LA MALETA Y LAS RUEDAS YA EXISTÍAN, PERO A ALGUIEN SE LE OCURRIÓ UNIRLAS Y FACILITARNOS LA VIDA. Y ESO HEMOS HECHO EN LA ANALÍTICA, UTILIZAR LO QUE YA EXISTÍA Y ENCONTRAR UNA APLICACIÓN PRÁCTICA MÁS ÚTIL” Jorge Subirana entrevistado en ENOMAQ 2017En mi casa no se bebía vino, mi padre no bebía vino y yo no sabía lo que era el vino”. Parece una broma del destino que quien estaba llamado a fundar la empresa pionera del análisis enológico en España no tuviera ninguna relación previa con el mundo vitivinícola. Claro, que tampoco tenía vinculación alguna con la alimentación, pese a trabajar durante más de 10 años en una multinacional del sector. Se licenció en ingeniería mecánica, una especialidad que nunca llegó a ejercer. “Las cosas muchas veces ocurren sin querer, buscas y no encuentras y, en un momento dado, suceden sin buscarlas. Un amigo que trabajaba conmigo, vivía al lado de una persona que estaba en el mundo de la analítica, pero de la médica como todos. Empecé a hablar con él de muchas cosas y, a partir de ahí, fue surgiendo la idea de cómo podíamos adaptar la analítica al campo de la enología”. El embrión de TDI estaba comenzando a crecer. Desde el principio, Jorge Subirana fue modelando su proyecto guiado por las señas de identidad que han presidido la compañía durante toda su trayectoria. Una empresa hecha por personas –“lo más importante es que sean buena gente”- que sean conscientes de que, de entrada, no hay nada imposible. Además, mantiene un lema que, de algún modo, resume su modo de ver la vida: la mezcla del rigor germánico y de la flexibilidad latina. “Si llegáis a hacer esto, les digo, la cosa funciona. Y después, hacedlo simple, nos os montéis películas, en la vida nunca os montéis películas”. Esa sencillez trasladada al campo profesional le lleva, incluso, a poner en entredicho el concepto comúnmente utilizado de “investigación y desarrollo” que, en su opinión, no se suele emplear con propiedad. “Muchas de las cosas de las que se dice que son investigación no lo son en realidad, sino que, simplemente, utilizan elementos que ya existen. La maleta y las ruedas ya existían, pero a alguien se le ocurrió unirlas para facilitarnos la vida, igual que a alguien se le ocurrió unir un palo y un mocho para dignificar el trabajo en el hogar. Y lo mismo hemos hecho nosotros en la analítica, todo existía previamente, pero hemos sabido encontrar una aplicación práctica más útil. Investigar, en cambio, es otra cosa, sucede cuando 30 ó 130 personas están buscando el sexo de los ángeles, el resto son aplicaciones, las ruedas de una maleta”. Pero a pesar de la sencillez de ese carácter innovador, los primeros pasos de TDI en España representaron una pequeña revolución frente al modo habitual de elaborar vino. La empresa se encontraba en un territorio mayoritariamente escéptico y, en ocasiones, abiertamente hostil. “Me llegaron a tratar de mentiroso porque en este país no existía la cultura de hacer vino analíticamente. Había cuatro enólogos que venían de universidades francesas, Burdeos, Montpellier, Dijon, como Miguel Torres, gentes con las que podías hablar, y había otros que no tenían estudios superiores que también comulgaban con mis ideas, pero en general era muy complicado”. “El vino es cosa de Dios” Era tal el inmovilismo existente todavía en los años ochenta que, incluso, había quien consideraba que la elaboración de vino atendía a los designios divinos y no a criterios científicos. “Recuerdo, en una ocasión, que estaba en La Rioja con el director técnico de una gran bodega, espléndida, una cosa fantástica, y al ver todas aquellas barricas yo le pregunté: ¿pero todo esto, cómo lo analiza?, El vino es cosa de Dios, me contestó. Vale, ok, le dije, entonces, sobre todo, portaos bien”. “Señor Subirana, se despidió, no voy a gastarme 300.000 pesetas en el laboratorio jamás porque el vino es cosa de Dios. Luego, me acuerdo que tuvo que atender el teléfono y me quedé a solas con un chico joven que nos acompañaba durante la visita. Me confesó que estaba de acuerdo conmigo, que le gustaba lo que yo decía, pero que no podrían hacer nada hasta que todos esos se jubilaran”. “LLEGARON A TRATAR DE MENTIROSO PORQUE EN ESTE PAÍS NO EXISTÍA LA CULTURA DE HACER VINO ANALÍTICAMENTE” El tiempo fue pasando y, efectivamente, entre los relevos generacionales y la paulatina apertura de facultades de enología -la primera de ellas, creada en 1988 en Tarragona en el seno de la Universidad Rovira i Virgili- se fue produciendo un cambio de mentalidad que favoreció la popularización de las nuevas técnicas de elaboración. El propio Subirana lo denominó hace algunos años la “democratización” de la analítica enológica. Pero en los inicios también tuvo su importancia la apuesta que algunos grandes bodegueros y centros de investigación hicieron por la empresa recién constituida. “Mis primeros clientes fueron Miguel Torres en Cataluña, la Estación Enológica de Navarra, en donde trabajaba el señor Ochoa, un hombre fantástico que creyó totalmente en nosotros y en el tema de la calidad y, después, me dieron su confianza González Byass, Osborne…”. Precisamente, recuerda una anécdota en González Byass que refleja fielmente las adversidades vividas durante aquella época. “Yo me acuerdo que el director responsable de González Byass me dijo cuando me compraron la máquina: señor Subirana, no sé si se da cuenta de lo que estoy haciendo, estoy comprando una máquina de cinco millones de pesetas y estoy apostando por un señor francés que mañana puede cansarse de los españoles e irse al otro lado de los Pirineos, yo estoy apostando por esto. Es evidente que personas así tienen un trato especial conmigo porque generaron una confianza en un momento dado, cuando realmente había que tener valor”. Carácter pionero La consecución de aquellos primeros éxitos facilitó el afianzamiento de la compañía que, en todo momento, luchó por romper moldes y alumbrar nuevos caminos. “Nosotros hemos sido pioneros en temas de secuenciales con sus reactivos, en infrarrojos, y cuando digo ‘hemos’ me refiero a un equipo de varias personas. Yo era el joven de la banda, era la esponja entre todos ellos. El único mérito que he tenido ha sido saber estar rodeado de gente de un nivel impresionante, siempre me ha gustado estar con gente que sabe más que yo”. Ese equipo multidisciplinar al que se refiere Jorge Subirana estaba integrado, en su mayoría, por brillantes profesionales de España, Francia e Italia. Los reactivos se diseñaban en el país transalpino con fórmulas propias y los aparatos infrarrojos, en la vecina Francia. Durante muchos años la estrategia funcionó eficientemente, pero la jubilación y el fallecimiento de algunos miembros del equipo debilitaron ese equilibrio. “En 2010 tomo la decisión de volver a coger en mis manos el tema de los reactivos, decidí repatriarlos, monté unas instalaciones, desempolvé todas las fórmulas, contraté personal y nos pusimos a fabricarlos”. Respecto a los infrarrojos, apostó también por recuperar el control y, con esa finalidad, constituyó en Francia la empresa TDIF. “EN 2010 DECIDÍ RECUPERAR LOS REACTIVOS Y REPATRIARLOS, MONTÉ UNAS INSTALACIONES, DESEMPOLVÉ TODAS NUESTRAS FÓRMULAS, CONTRATÉ PERSONAL Y NOS PUSIMOS A FABRICARLOS” Pero el crecimiento continuo, la exportación y las exigencias derivadas de los cursos de formación impartidos a sus trabajadores le empujaron a abrir una nueva sede para consolidar el nuevo modelo. Las antiguas instalaciones no daban más de sí, de modo que decidió dar el salto, trasladarse al polígono industrial y duplicar la superficie disponible, sin abandonar la localidad barcelonesa de Gavá. Desde allí, Tecnología Difusión Ibérica presta servicio a todo el territorio español y también a países como Francia, Portugal, Italia, Chequia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Grecia, Moldavia, Croacia o Eslovenia, entre otros. “Somos la única empresa en España, en Europa y en el mundo que solo se dedica a fabricar analizadores de vinos y mostos. En las demás hay una división, sea más o menos grande; por eso somos más pequeños que muchas empresas que hacen de todo, aunque somos la empresa más grande del mundo dedicada exclusivamente a hacer material enológico”. “Hacerme desaparecer” Hace alrededor de dos años, Jorge Subirana vivió uno de los momentos más duros de su trayectoria empresarial. Tras 28 años al frente del TDI esgrimiendo las credenciales de la innovación y la creatividad fue acusado en los tribunales de copiar una patente. “Para hacerme desaparecer una gran empresa a nivel mundial me atacó en Justicia con un montaje impresionante. Me metieron un pleito con grandes profesores universitarios. Mi perito y mi abogado me aconsejaron negociar. Dije: no, no, yo tengo razón, esto es un montaje, no es verdad, yo no he copiado nada. Todo el mundo pensaba que iba a perder, pero gané. Por las explicaciones de mi abogado el juez se dio cuenta de que iban a por mí para tener un monopolio. Empezamos a decir cosas que incluso los abogados contrarios no sabían, y pam, pam, pam, se retiraron”. Aquella querella le supuso una presión enorme, pero también una satisfacción inmensa cuando salió indemne. “Puedo decirle que cuando terminó todo era un viernes. Llegué a casa a las tres y media de la tarde, a partir de que concluyó los nervios me abandonaron. Cuando me levanté era lunes a las ocho de la mañana. Realmente lo hicimos porque yo siempre, siempre le digo a mis hombres: “No os quiero oír decir nunca de entrada esto es imposible”. La visión desde el crepúsculo Superadas las dificultades y cumplidos ya 30 años de aquella aventura empresarial que le llevó a cruzar los Pirineos para no volver, Jorge Subirana siente que está en el crepúsculo de su vida. “Me puedo permitir decir cosas que no decía a los 25 años”. Cosas como que no soporta la prepotencia. “Los más brillantes son los más simples; los más imbéciles, los más prepotentes”. La cualidad que más aprecia en una persona es “que sea buena gente” y se define a sí mismo como “trabajador, serio y con mucha fuerza de voluntad”. ”Kennedy lo decía muy bien. No estés siempre preguntando qué puede hacer tu país por ti, hazlo por ti mismo”. “PARA HACERME DESAPARECER UNA GRAN EMPRESA ME ATACÓ EN JUSTICIA CON UN MONTAJE IMPRESIONANTE. PENSABAN QUE IBA A PERDER, PERO GANÉ” Reconoce que desconfía de los héroes. “No tengo ídolos ni falsos ídolos, y tampoco me gusta destacar a ningún personaje histórico porque si se estudia la historia, todos tienen sus defectos y sus cualidades”. Pero, en cambio, siento un sincero respeto por personas que han conseguido logros extraordinarios. Se refiere a emprendedores como Miguel Torres (Bodegas Torres), José Ferrer (Freixenet), Nils Foss, (Foss) -empresa que es competencia directa de TDI-, Henry Ford (Ford Motor Company)… “Les tengo mucho respeto porque, caramba, lo que ha hecho esta gente. Han debido pasar noches en blanco, ¿eh? Lo que deben haber pasado y lo que han creado. Digo éstos, pero hay muchos más. Son gente excepcional, tienen un plus”. Es posible que como Jorge Subirana alcanzó el éxito profesional siendo aún muy joven haya sabido relativizar la importancia de la fama y los laureles. “Mi vida es muy sencilla, el trabajo y las ocupaciones de cada día, pasear al perro, comprar verdura y hacer lo que haga falta en casa”. Cuando se le pregunta cuál es su ocupación favorita, no lo duda. “Mi mujer, mi mujer”, repite. ¿Y su ideal de la felicidad? “Hay un cosa muy clara”, contesta, “tú tienes 100 y te atan gastando 150. Tú ganas 1.000 y te atan gastando 1.500. Y a mí no me han podido pillar nunca, siempre he sido un hombre libre”. Tal vez desde esa misma libertad, afirma no sentirse preocupado ante las tensiones políticas que se viven en Cataluña. Dice que si queremos tener futuro, debemos construir los Estados Unidos de Europa para no desaparecer en dos décadas. Y, mientras tanto, sigue trabajando como cuando empezó a hacerlo hace 46 años, viviendo cada día con la ilusión de quien es consciente de haber hecho algo en la vida que, realmente, merece la pena. Algo que parecía imposible… si no fuera porque esa palabra jamás existió en su diccionario. Jorge Subirana entrevistado en ENOMAQ 2017

Enomaq 2017: Todo un éxito

El equipo de TDI en Enomaq 2017

Enomaq 2017: Todo un éxito

Visitantes venidos de todo el mundo han encontrado en ENOMAQ 2017, la mayor oferta tecnológica de la industria vitivinícola en la actualidad, siendo la edición más innovadora de las realizadas hasta la fecha. En el stand de TDI todo el personal ha estado trabajando intensamente durante los 4 días de celebración de la feria. Los visitantes han podido conocer las últimas novedades de nuestra empresa. Con más de 30 años en el sector, TDI es un referente consolidado, tanto a nivel nacional como internacional, en el sector. Vista general del stand de TDI en enomaq 2017 Visitantes en el stand de TDI en ENOMAQ 2017 Vista del stand de TDI en Enomaq 2017 Visitantes en el stand de TDI en ENOMAQ 2017